El difícil futuro de las Utilities en el nuevo orden digital mundial
23 agosto, 2018Vendiendo el cambio y la transformación en el sector del Agua
30 agosto, 2018En mi modesta opinión de tecnólogo practicante e innovador digital convencido y al contrario que la creencia popular más arraigada en nuestra industria, la SMART WATER no tiene nada que ver con la tecnología. Ésta siempre debe ser el medio, nunca el fin. Creo que lo inteligente aquí es llegar a conseguir que una industria tan tradicional y reactiva cómo es la nuestra cambie el rumbo antes de que lo haga gente sin la sensibilidad y los conocimientos necesarios para afrontar el gran reto del agua: garantizar una cantidad y calidad de recurso aceptable en un escenario de cambio climático irreversible, con la necesidad añadida de grandes inversiones para reemplazar unos activos al final de su vida útil.
¿Cómo he llegado a esta conclusión? Por experiencia y absorción de ideas de algunas de las mentes más brillantes del planeta
Hace unos meses tuve la oportunidad de acudir a una enigmática charla del Doctor José Luis Cordeiro, profesor fundador de la Singularity University, titulada “Robótica e Inteligencia artificial: Los límites de la conciencia”. En una sala abarrotada de lo mejorcito del panorama empresarial y digital de Barcelona pude escuchar las palabras más disruptivas de los últimos años. Afirmaba el Sr. Cordeiro sin pestañear que la humanidad estaba frente a la posibilidad real de vencer a la muerte en los próximos treinta años. Estas palabras, además de llevarme a crear un video sobre el futuro cercano y la innovación al más puro estilo Youtuber, hicieron que algo en mi interior se preguntara ¿Cómo somos capaces de pensar algo así cuando son muchos los que hablan abiertamente de cambio climático y crisis del agua? ¿Es que acaso podemos vivir para siempre en un mundo sin acceso al agua?
Y es cuando recordé las palabras de Jeremy Rifkin a quien también tuve la suerte de escuchar en una de las jornadas del Círculo del Agua de la Fundación AGBAR. El Sr. Rifkin, que pregona la Tercera Revolución Industrial y el fin del capitalismo en sus más que recomendables libros, nos lanzó serias advertencias sobre el futuro del sector comparándolo con los cambios radicales acontecidos en negocios cómo el de la comunicación, el entretenimiento, el comercio minorista, la edición, la enseñanza superior o la Energía. Así, según el afamado sociólogo estadounidense y una de las personas más influyentes del planeta, nosotros tampoco estamos exentos de amenazas. En nuestro caso el auge del Internet de las Cosas, la reducción del coste de la energía, la proliferación de la Impresión 3D y la reducción de los costes de producción a casi cero pueden arrasarnos como a un tsunami mucho antes de lo que creemos. ¿O acaso alguien se ha creído que podemos seguir pensando que a nosotros no nos va a pasar nada y que la manera de hacer de nuestra Industria perdurará para siempre?
La cruda realidad es que además de estar tan expuestos cómo los demás al tsunami digital que está transformando herramientas, procesos, negocios e industrias enteras, a nuestra Industria le toca afrontar sus propios retos y problemas antes de poder llamarse “SMART”.
Uno de los más acuciantes es la ausencia de una estrategia clara de uso y disfrute de las enormes posibilidades que hoy en día ofrece la tecnología informática en buena parte de nuestro sector. Me estoy refiriendo al efecto “si funciona no lo toques”: nos conformamos con el mínimo nivel de eficiencia que permita dar el servicio. De esta manera podría afirmar que el gran beneficio de la SMART WATER sería permitir mejorar la eficiencia de nuestros procesos invirtiendo de manera inteligente en tecnología informática y su gran limitación la ausencia de estímulos o amenazas que nos obliguen a ello.
Una derivada de ésta sería la manera cómo nuestro sector se aprovecha de la actual revolución digital. En el fondo esto es cómo las fotos en Instagram: la realidad no es, ni de lejos, cómo la pintan. O lo que es lo mismo, el 72% de los proyectos de software o proyectos “digitales” no salen bien. De esta manera podríamos afirmar que el gran beneficio de la SMART WATER sería su sana obsesión por la agilidad y el diseño centrado en las personas que garantiza el éxito en su implantación, y su gran limitación el necesario cambio de cultura tan difícil en un sector tan tradicional como el nuestro.
Existen además muchos los problemas a resolver antes de hablar de nada relacionado con tecnología que hoy parece cercana a la ciencia ficción. Vendría a ser un argumento similar al que Pedro Ruiz, director de Operaciones de Aqualia y persona a la que aprecio y respeto mucho, ha expresado en el XVI Foro iAgua Magazine: antes que ponernos a pensar en Inteligencia Artificial concentremos los esfuerzos en invertir en infraestructuras y garantizar el servicio. De esta manera podría afirmar que el gran beneficio de la SMART WATER sería garantizar la correcta transición entre nuestro modelo analógico actual y el deseado futuro digital, y su gran limitación el cada vez menor tiempo de reacción y la acuciante sensación de que ya vamos tarde.
Pero no todo tiene que ser tan negativo. Al contrario. Todas estas debilidades pueden suponer un sinfín de posibilidades y oportunidades a la hora de construir y cimentar una verdadera SMART WATER que ayude a superar el futuro incierto que le espera a las futuras generaciones.
Una clara opción es potenciar de verdad el papel que pueden y deben jugar disciplinas casi esotéricas actualmente en nuestro sector cómo el Big Data, la Inteligencia Artificial y el Data Analytics. Sería casi cómo el sexo adolescente: todo el mundo dice que lo ha hecho pero en el fondo solo han llegado a unos castos y escasos besos. O lo que es lo mismo, la gran mayoría de la industria dice que lo aplica pero a lo sumo hemos probado cosillas sin llegar a nada serio. De esta manera podría afirmar que el gran beneficio de la SMART WATER es poder generar un conocimiento fiable y su gran limitación la ausencia de datos que lo permitan.
Otra buena alternativa al inmovilismo es trabajar duro en la implantación de algunos de los infinitos casos de aplicación de las nuevas tecnologías en nuestro sector. Y aquí me estoy refiriendo a la Innovación que da resultados y no a la “Innovación de salón” que tanto gusta practicar hoy en día, en éste y en otros sectores. Es cómo decía un alto directivo de SUEZ en un reciente acto de emprendeduria e innovación: hoy es tiempo de acciones y no de palabras vacías.
Se positivamente que somos capaces de transformarnos de manera inteligente. El futuro es nuestro si queremos. Tan solo debemos vencer el inmovilismo y la inacción, y apostar fuerte por las personas.